Se supone que las fiestas navideñas deben ser un momento de alegría, convivencia y celebración. Pero para muchos también puede ser una época estresante. Entre la compra de regalos, la preparación de comidas y las reuniones sociales, es fácil sentirse abrumado. Para algunos, existe también el estrés del dolor durante las fiestas. A veces, este estrés puede desbordarse y afectar a nuestros hijos. Afortunadamente, hay formas prácticas de manejar el estrés que permiten que resplandezca la alegría de la temporada.
Consulte los 10 consejos de KITS para manejar el estrés de forma que fomente la estabilidad de nuestros hijos durante la temporada festiva:
1. Priorizar la comunicación abierta
Es importante hablar con los niños sobre el estrés de una forma adecuada a su edad. El explicarles que todo el mundo tiene días difíciles, pero que existen estrategias para sentirse mejor, ayuda a normalizar el estrés y les da a los niños herramientas para manejar sus propias emociones. Asegúreles que está bien sentirse disgustados o ansiosos y que siempre pueden contar con usted para hablar cuando se sientan así.
2. Crear una zona libre de estrés
Designe ciertas áreas como “zonas libres de estrés”. Por ejemplo, la mesa de comer puede ser un lugar en el que no se hable de temas estresantes. En su lugar, hay que centrarse en lo positivo del día, compartir risas o disfrutar de una conversación relajada. Cuando los niños asocian determinados lugares con la tranquilidad y la paz, se sienten seguros y protegidos del estrés externo.
3. Modelar estrategias de afrontamiento saludables
Los niños aprenden observando el comportamiento de los adultos que forman parte de su vida. Si nos ven manejar el estrés con atención plena, autocuidado y resiliencia, es más probable que adopten estrategias similares. Por ejemplo, respirar hondo cuando se sienta abrumado, expresar sus emociones con calma o dese un paseo para despejar la mente. Esto enseña a los niños que es normal experimentar el estrés y que puede manejarse de forma saludable.
4. Practicar el autocuidado con regularidad
Los adultos a menudo descuidan el autocuidado debido a sus apretadas agendas, pero el autocuidado regular es fundamental para la salud emocional. Ya sea haciendo ejercicio, leyendo, tejiendo o simplemente dándose un baño caliente, asegúrese de dedicarse tiempo a sí mismo. Al mantenerse sano mental y físicamente, tendrá más energía para afrontar las tensiones de la vida sin dejar que se extiendan a la relación con sus hijos.
5. Utilizar distracciones positivas
Cuando los niveles de estrés son altos, a veces lo mejor que puede hacer es dedicarse a una distracción positiva con sus hijos. Jueguen a algo, canten al karaoke, hagan una manualidad, horneen juntos o salgan a pasear. ¿Quizá algo de Hygge? Estas actividades no sólo ayudan a reducir el estrés, sino que también crean momentos de unión que pueden cambiar su estado de ánimo y el de su hijo, proporcionando un descanso muy necesario de las emociones tensas.
6. Mantener (o establecer) rutinas para la estabilidad
Los niños prosperan con la rutina, ya que les proporciona una sensación de seguridad y previsibilidad. Cuando la vida parece caótica o incierta, las rutinas -ya sea la hora de comer, los rituales antes de acostarse, el ejercicio o el tiempo en familia – pueden ofrecer estabilidad y consuelo. Ceñirse a una rutina ayuda a los niños a sentirse seguros y reduce la ansiedad, aunque perciban el estrés a su alrededor.
8. Practiquen juntos la gratitud
Una de las formas más fáciles de cambiar el estado de ánimo es practicar la gratitud. Dedicar unos minutos al día a reflexionar sobre los aspectos positivos de la vida puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. Anime a sus hijos a decir una cosa por la que estén agradecidos cada día. La gratitud ayuda tanto a los adultos como a los niños a pasar de lo que les estresa a lo que les va bien, fomentando una mentalidad más positiva y arraigada.
9. Busque apoyo cuando lo necesite
Antes de que el estrés se vuelva inmanejable, busque el apoyo de un terapeuta, consejero o grupo de apoyo. Hablar de sus sentimientos con un profesional puede ayudarle a ganar perspectiva, desarrollar estrategias de afrontamiento más sanas y manejar mejor su estrés antes de que empiece a afectar a su dinámica familiar. Anime a sus hijos a buscar apoyo cuando estén estresados, ya sea a través de un consejero escolar o de un adulto de confianza, para ayudarles a afrontar el estrés de una forma saludable y proactiva.
10. No se atormente
Por último, es importante reconocer que todos pasamos por momentos difíciles en los que nos hubiera gustado manejar las cosas de forma más positiva. No pasa nada. Del mismo modo que usted modela estrategias de afrontamiento saludables, el mostrar a sus hijos que todo el mundo tiene días difíciles y que incluso los padres cometen errores también puede ayudarles a desarrollar la resiliencia y la autocompasión.
El estrés es inevitable, y la forma en que lo gestionamos puede tener un gran impacto, especialmente en nuestros hijos. Cuidarnos a nosotros mismos, comunicarnos abiertamente y fomentar un entorno estructurado y de apoyo contribuirá en gran medida a evitar que nuestro estrés afecte a nuestros hijos, al tiempo que les enseñará lecciones inestimables que durarán toda la vida. Así que, en estas fiestas, respire hondo, sea amable consigo mismo y deje espacio para la alegría y la magia que trae la temporada.