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Fomentar la resiliencia en la casa y el aula

A menudo pensamos en la resiliencia como la capacidad de recuperarse de situaciones difíciles. Pero la resiliencia es mucho más que eso. Implica un proceso de adaptación a los acontecimientos que se basa en la capacidad de ser flexible en los pensamientos y comportamientos durante periodos de perturbación. Este proceso dinámico da lugar a un crecimiento personal y a una mayor capacidad para superar retos en el futuro.

Los niños resilientes están bien con un rango amplio de emociones, les interesan los sentimientos de otras personas, les encanta el aprendizaje, y saben comunicarse eficazmente.

¡Estas características definitivamente merecen la atención de los papás y los maestros!

Entonces, ¿cómo podemos fomentar la resiliencia en la casa y el aula? A continuación ofrecemos sugerencias para aumentar la resiliencia en la vida diaria. La semana que viene compartiremos ideas sobre cómo apoyar la resiliencia cuando las cosas se ponen difíciles.

Construir conexiones fuertes. Según el Center on the Developing Child de la Universidad de Harvard, tener al menos una relación de confianza con uno de los padres u otro adulto, fue el primer factor en el desarrollo de la resiliencia. Y aunque la resiliencia tiende a definirse como características de un individuo, la conexión con una red social es un factor importante. En la infancia, este apoyo proviene de relaciones sanas con adultos que nos apoyan. Los pequeños momentos de conexión suman, ¡así que asegúrese de incluirlos en cada oportunidad que tenga!

Crear entornos seguros y predecibles. Los niños necesitan apoyo para prosperar. Necesitan saber que están seguros. Y necesitan saber (en la medida de lo posible) qué va a ocurrir a continuación y qué se espera de ellos. Establezca rutinas predecibles, dé buenas direcciones, enseñe de antemano nuevas habilidades o situaciones y fije límites firmes, para dar a los niños la confianza de que saben cómo desenvolverse en el mundo que les rodea.

Cultivar el sentido de pertenencia. Saber que pertenecen es importante para el sentido de identidad de un niño. Reserve tiempo para compartir y escuchar. En casa, esto podría consistir en compartir su “rosa diaria” a la hora de la cena (es decir, su flor, o lo mejor de su día, y su espina, o lo peor de su día). En un entorno escolar, esto podría consistir en una oportunidad de compartir diaria al principio o al final del día, variaciones de mostrar y contar, y objetivos y celebraciones para toda la clase. Todas estas actividades deben guiarse por normas de respeto que garanticen que todos los niños se sientan escuchados, atendidos e incluidos.

Elevar los puntos fuertes. Cada niño tiene algo que sabe hacer muy bien. Al reconocer y realzar estos puntos fuertes, podemos ver cómo florecen y se extienden a otras áreas de la vida del niño. Por la misma razón, incluso cuando una actividad o un esfuerzo no le van bien a un niño, podemos iluminar una cosa que SÍ hace bien. Sea descriptivo y céntrese en rasgos de carácter específicos. Por ejemplo, en lugar de “Eres bueno para compartir”, podría decir: “Cuando compartiste el cohete con Kali, realmente demostraste que te importaban sus sentimientos“. O, si están atascados en un problema, “Mira el esfuerzo que pusiste en este problema de matemáticas. Seguiste muy bien todos los pasos en esta primera parte. Veamos juntos el siguiente paso“.

Establezca metas pequeñas y oportunidades para la reflexión.  Establecer metas sólidas y trabajar para alcanzarlas es otra característica de la resiliencia. Cuando enseñe a los niños a fijarse metas en casa o en el aula, es importante empezar con metas pequeñas que sean significativas pero alcanzables. Deje que los niños tomen la iniciativa, pero asegúrese de ayudarles a establecer un objetivo claro con planes definidos para comprobar sus progresos y ajustar su esfuerzo según sea necesario. ¡Recuerde celebrar sus avances y su esfuerzo a lo largo del camino!

Celebrar el progreso y el esfuerzo. Para desarrollar la resiliencia, los niños necesitan saber que son capaces de aprender cosas nuevas, mejorar sus habilidades y alcanzar sus objetivos. Y el progreso requiere esfuerzo. Los maestros y los padres pueden demostrar la importancia del esfuerzo centrando sus elogios y minicelebraciones en los procesos más que en los resultados. “¡Has estado practicando el regate todos los días! Tu determinación está dando sus frutos. La semana pasada te costó dar unos pasos y ¡acabo de ver que lo has hecho hasta el final del camino de entrada! Sigue así!”

Practicando estos pequeños pasos, podemos ayudar a nuestros hijos y alumnos a dar saltos hacia la resiliencia. Poco a poco serán más capaces de manejar una gama cada vez más amplia de situaciones y sentimientos, saliendo de cada una un poco más fuertes.

Para más tips consulte nuestro infográfico: 8 Habilidades para niños resilientes.


Image: © Gibson Outdoor Photography | Dreamstime.com

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