“¡¡¡¡¡Quiero caramelos!!!!!”
Sus mejillas se calientan y parece que un millón de ojos están observándoles mientas grita su hijo y se retuerce en el suelo de la tienda. En el calor del momento lo único que se le ocurre hacer es susurrar un grito entre dientes apretados: “¡PARE!”
Los papás pueden sentir una presión social de criar a sus niños de cierta manera en público. Algunos sienten que tienen que disciplinar a los hijos más agresivamente para demostrar a los demás que tienen todo bajo control. Otros se mostrarán menos molestos ante un comportamiento difícil por miedo a parecer demasiado estrictos o duros. Algunos padres que, por lo demás se sienten muy seguros de sus habilidades, se cuestionan a sí mismos bajo la presión de ser observados. Sea cual sea el caso, navegar por las emociones de un niño pequeño en público puede ser complicado, agotador, y, a veces, vergonzoso. ¿Qué podemos hacer en esos momentos para evitar una lucha de poder y seguir con nuestro día?
Cambie su atención de los “observadores” hacia su hijo/a. Está gastando mucha energía y enfoque en sentirse avergonzado/a y actuar para los demás. En cambio, utilice esta adrenalina para centrarse en su hijo/a y lo que necesita él o ella (lo más probable es que los observadores ni siquiera le están juzgando; han estado en su lugar….entienden).
Encuentre un lugar privado para platicar, si es posible. Eliminar el público les dará el espacio que necesitan para pensar claramente. El acto físico de caminar, o ser cargado, a otro sitio también puede interrumpir el berrinche (¡piénselo como una distracción!). Si no hay un lugar privado, asegúrese de ponerse a su nivel y darle su atención completa.
Tranquilícelo. Si su hijo/a sigue con las emociones elevadas, su cerebro está inundado con cortisol (una hormona del estrés) y no podrá recibir información nueva. En vez de tratar de razonar, amenazar, negociar, o enseñar, queremos ayudarle a tranquilizarse. Los ejercicios de la respiración profunda son buenísimos para calmar el sistema nervioso. El practicarlos juntos puede ayudarles a los dos a tranquilizarse. Esta entrada de blog tiene otras sugerencias para ayudarle a su hijo/a a calmarse.
“Sé que estás muy disgustada; tomemos juntas algunas respiraciones profundas.”
Dé direcciones específicas y cortas. El pasillo de la tienda no es un buen lugar para tener una larga lección sobre el comportamiento. Enfóquese en lo que quiere que HAGA su hija mientras hacen compras. ¿Qué es lo que le ayudará a guardar la calma hasta que salgan de la tienda?
“Gracias por tomar respiraciones conmigo. Ya me siento mejor. Todavía necesitamos pan, leche, y huevos. Por favor, toma mi mano y ayúdame a encontrar esas cosas.”
Manténgase firme. Si está haciendo un berrinche porque quiere caramelos, juegos, empujar el carrillo, correr como un salvaje, o lo que sea…¡no se rinda! En cambio, proponga un momento en el futuro cuando su hija puede ganar esa cosa o actividad que tanto quiere. Acaba de darle una pista ENORME sobre lo que le motivaría a seguir direcciones. 😉
“Gracias por ayudarme a encontrar estas cosas y por usar una voz tranquila en la tienda. ¿Te gustaría empujar el carrillo hasta la caja?”
Dese cuenta cuando sigue direcciones y reconózcalo. Al elogiar su comportamiento en seguida, estamos demostrándole que sí puede hacer bien las cosas y que reconocemos su esfuerzo.
“¡Gracias por cambiar la situación y caminar con el cuerpo tranquilo!”
Al enseñarle a su hija cómo autorregularse y demostrarle que usted confía en su habilidad de cambiar su comportamiento, ¡incluso un berrinche público puede convertirse en una oportunidad de enseñar! Tome una respiración profunda. ¡Sí se puede!